Custodios(as) y
Guardianes(as)
de semillas

Se define las personas reconocidas como custodios de semillas, aquellas que mantienen huertos diversificados o “conucos” de semillas en los que se conservan la agro biodiversidad que, en la mayoría de los casos, es la base de su alimentación; mantienen en constante proceso de experimentación, aplicando principios agroecológicos en el manejo de sus conucos y dinamizando el conocimiento de las semillas criollas que conservan y los usos qué hay estas dan, siempre con la disposición y el propósito de compartirlo con sus comunidades y/o organizaciones.

La labor de “custodiar semillas” es realizada por toda la familia de cada custodio, en la mayoría de los casos, quién cocina los alimentos y semillas producidas en sus huertos son las mujeres, quienes mantienen un conocimiento tradicional asociado; y por otra parte, quién asegura que esta labor se mantenga como una tradición cultural, son los hijos de los custodios o su correspondiente relevo generacional, encargados de la sostenibilidad en el tiempo de este rol.

Ser un custodio de semillas implica una serie de actividades que tienen que ver con el manejo de las semillas, la experimentación y conocimiento de estas, sus usos y el compartir de las mismas; todas son desarrolladas en su cotidianidad cotidiana unidad convirtiéndose casi en una tradición, expresan todo de alguna manera lo que a autores como Toledo y Bassols denominan memoria biocultural, lo cual vive, no sólo gracias a las personas conocidas como custodios, sino también, en sus familias y personas con que habitan esos lugares de residencia, que son parte fundamental del desarrollo de su rol.

El papel de la mujer en la labor de custodia de semillas es crucial, experimentan con el conocimiento relacionado a los usos de las plantas alimentarias, dinamizando el mismo y manteniendo vivo en el tiempo, sobre todo cuando se trata de las madres.

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